El primer voluntariado ciudadano de la ONG en el Parque San Carlos de Apoquindo – Asociación Parque Cordillera – incluyó acciones para proteger la biodiversidad de la cuenca del río Maipo, que abastece al 80% de la región Metropolitana. A su vez, la jornada se enfocó en resguardar el bosque esclerófilo, un ecosistema único y hoy fuertemente amenazado.
Con una temporada de incendios proyectada como una de las más complejas de la última década, más de 250 voluntarios llegaron al Parque San Carlos de Apoquindo para proteger el bosque esclerófilo, un tipo de bosque mediterráneo clave para la regulación hídrica, la captura de carbono y el suministro de agua de la región Metropolitana.
Organizada por Fundación Reforestemos en conjunto a la Asociación Parque Cordillera, esta primera jornada de voluntariado reunió a la comunidad para realizar labores preventivas y fortalecer la resiliencia del bosque en un año especialmente crítico para los ecosistemas mediterráneos. En esta oportunidad se contó con el apoyo de 15 empresas, 250 voluntarios y actrices y actores embajadores como Javiera Contador, Francisca Imboden, Carlos Díaz, Loreto Aravena, Ignacio Garmendia, entre otros, quienes destinaron parte de su tiempo personal a esta importante labor.
“Nuestros voluntariados son una de las instancias más valiosas que impulsamos como organización. Nos permiten acercar esta causa a la ciudadanía y hacerla parte activa de una tarea urgente. Tras un 2024 reconocido como el año más caluroso de la historia, y más de 15 años de sequía en el territorio nacional, todo indica que enfrentaremos una temporada especialmente desafiante para nuestros ecosistemas y comunidades. En este escenario, el compromiso y el trabajo conjunto se transforman en la herramienta más efectiva de prevención”, destacó Suzanne Wylie, directora ejecutiva de Fundación Reforestemos.
El valor del Parque San Carlos de Apoquindo para Santiago
La labor preventiva se realizó en el Parque San Carlos de Apoquindo, parte de la red de diez parques de la Asociación Parque Cordillera, que protege más de 27 mil hectáreas de bosque nativo distribuidas en once áreas naturales de la región Metropolitana. Cada año, estos territorios reciben 230 mil visitantes y más de 40 mil estudiantes, consolidándose como espacios claves para la conservación y la educación ambiental.
José Pedro Guilisasti, secretario ejecutivo de Asociación Parque Cordillera, señaló: “Nuestra labor es resguardar estos ecosistemas que hoy están bajo enorme presión por el cambio climático y la expansión urbana. Esta alianza junto a Fundación Reforestemos nos permite avanzar en una gestión más robusta, técnica y colaborativa para enfrentar una temporada que pone en riesgo la naturaleza”.
Un escenario crítico que exige mayor prevención
La región Metropolitana enfrenta una situación crítica: el 86% de su vegetación corresponde a especies exóticas -es decir, no nativas-, que consumen más agua y aportan menos resiliencia frente al calor y la sequía. A esto se suma que sólo un tercio de sus habitantes vive cerca de un área verde, mientras el avance de la desertificación amenaza con transformar el clima de Santiago.
El bosque esclerófilo se vuelve un recurso vital. Característico del clima mediterráneo y presente solo en cinco lugares del mundo (Chile, California, Sudáfrica, Australia y la cuenca del Mediterráneo), cumple un rol esencial en la regulación hídrica y climática de la región.
Frente a estos desafíos, el voluntariado de Fundación Reforestemos se enmarca en un trabajo integral que la organización desarrolla desde hace 13 años para restaurar y proteger ecosistemas nativos en todo el país. A la fecha, la fundación ha plantado más de 1,6 millones de árboles en 235 proyectos en 128 comunas y 13 regiones, movilizado a más de 6.000 voluntarios y promovido la recuperación de áreas verdes en zonas altamente deficitarias mediante especies nativas más resilientes al cambio climático.
