COLUMNA DE OPINIÓN
Turismofobia: una realidad en la cual Chile no debe caer
Por Nicolás Díaz Hardwicke, encargado de Turismo y Educación Ambiental Asociación Parque Cordillera
Hace unos días, la RAE incluyó nuevos conceptos a su diccionario y hay una que destaca y vale la pena mirar con mayor detención y aún más para un país como el nuestro. Hablo de turismofobia, entendida como “Fobia al turismo masificado, a causa de su impacto negativo en el medio ambiente y en la calidad de vida de la población local”. Este fenómeno existe desde los inicios del turismo; con la primera agencia del Sr. Thomas Cook en Inglaterra 1841; donde importantes viajeros victorianos solo deseaban diferenciarse del turismo masivo y popular. Sin embargo hoy el concepto ha tomado un significado distinto convirtiéndose en frustración y un problema real para muchos países.
En la otra cara de la moneda, el turismo hoy en día, y en gran parte gracias al “turismo masificado”, representa aproximadamente el 10% del PIB Global, generando ingresos económicos y empleo a millones de personas. El problema radica justamente en el impacto negativo hacia el medio ambiente y la población local que a veces puede provocar el turismo si no tiene un buen manejo.
En Chile, donde la naturaleza tiene una preponderancia relevante para el turismo, nuestra mirada de crecimiento del turismo debe enfocarse en balancear de manera responsable la visita de los turistas, en conjunto con la protección del medio ambiente, las personas y su cultura, lo que hoy llamamos ecoturismo. No es una tarea fácil, menos en lugares donde el destino turístico es masificado antes de contar con políticas públicas o medidas de protección, como la creación de parques naturales. Es precisamente allí donde se requiere estudiar bien los territorios, sus ecosistemas y buscar soluciones de acción y no de cierre.
Son múltiples los casos de destinos que -al primer imprevisto o noticia negativa- se cierran por completo y se generan largas sesiones de discusiones y planes para solucionar el problema in situ, pero no abordando el problema de fondo, mientras solo se incrementa la llegada de turistas al sector. Así, temporada tras temporada se mantienen las mismas medidas sin lograr consolidar un destino turístico equilibrado y ejemplar.
Es aquí donde invito a prevenir la llegada de la turismofobia a Chile, trabajando en conjunto, sectores público y privado, vinculándonos con la academia, con los municipios y las empresas, para llevar a cabo una planificación y estrategia del territorio, y poder recibir ese turismo masivo, con sus múltiples beneficios, de una manera en que todos, chilenos y extranjeros, disfrutemos de este hermoso país, cuidando la naturaleza y nuestra gente.










